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Ryanair, the low fares Airline
Esta frase, Ryanair la Aerolínea de los bajos precios, parece ser el lema de la compañía, pues no en vano lo llevan grabado en sus camisas los Tripulantes de Cabina de Pasajeros (TCP) de la Compañía Aérea.
Y a pesar de los que dicen que sus aviones van muchas veces cortos de combustible para ahorrar, de que sólo dispongan del personal mínimo e imprescindible en los aeropuertos para atender sus vuelos, y de las siempre polémicas declaraciones de su presidente Michael O’Leary diciendo que va a cobrar por ir al baño, o bien que va a intentar que puedan ir pasajeros de pie en sus vuelos, creemos que siempre buscando propaganda a través de un marketing gratuito basado en la célebre frase de "Lo importante es que hablen de uno aunque sea bien", y a pesar de las muchas trampas con las que te puedes encontrar a la hora de embarcar con ellos, si has sido precavido, has comprado los billetes con antelación, has impreso las tarjetas de embarque en tu casa, llevas tu documentación en regla y no te pasas ni medio gramo en el peso de tu equipaje, ni en las medidas del mismo, podemos decir que el lema de la compañía se cumple al 100%.
Pero también es bien cierto que si no cumples con alguno de estos requisitos, puedes llevarte una sorpresa nada agradable en relación con el incremento que puede sufrir el precio de tu billete. A todo esto y en contrapartida, hay que añadir lo a veces surrealista que llega a ser su personal TCP, que pueden hacer del vuelo un momento agradable y simpático con sus no menos surrealistas comentarios.
De hecho muchas veces el show del vuelo comienza con la entrada del pasaje en la cabina del avión, que al no tener los asientos numerados, se agolpan en las primeras filas tratando de acomodarse en ellas. Y aquí suele llegar la primera recomendación por parte de los TCP: “Por favor, no se amontonen en las primeras filas, les podemos asegurar que este avión desde la primera a la última les lleva al mismo destino”. La segunda recomendación, que tampoco tiene desperdicio es la siguiente: “Pongan en los compartimentos superiores todas las ensaimadas, empanadas, sobrasadas, butifarras, paellas y otros elementos culinarios que lleven encima”.
Una vez despegado el vuelo, comienza la otra parte del show, con la venta de cigarrillos para dejar de fumar. Buena idea la de ayudar a dejar de fumar, pero no muy coherente su venta, en un espacio en donde no está permitido fumar. Otra parte del show es la venta de Lotería por parte de los TCP, a los que alguna vez les hemos oído decir: “Señoras y señores vamos a tratar de hacerles millonarios, ya que ninguno de ustedes lo debe ser, pues de otra manera no estarían volando con nosotros”.
Antes de aterrizar, una última recomendación: “Por favor, apaguen todos sus teléfonos móviles, aparatos electrónicos, Tablets, iBooks, iPhones, iPods, iPads, y todos los instrumentos que tengan y empiecen por “Ai”. Para finalizar el vuelo y después de aterrizar, no tiene precio la trompeta a ritmo de carga del séptimo de caballería, para indicarnos que hemos llegado a nuestro destino.
Lo dicho, una compañía polémica, a veces barata, a veces simpática y un tanto surrealista. Tan surrealista que su nombre forma un palíndromo, se lee igual al derecho que al revés: RYANAIR.
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