Tostadas

06:40LT, buena hora para tomarse un café después de llevar por aquí toda la noche. No sé si tomármelo en la Cantina, para ello debo andar un buen rato, o en la máquina Vending de la primera planta, la fría temperatura exterior me hace inclinarme por la segunda opción.

Todo pensativo me dirijo hacia la máquina, he de bajar un piso del edificio, y digo pensativo, porque no sé si la máquina me pedirá el precio justo, se quedará con el cambio, me dará el líquido sin recipiente o se producirá algún que otro desagradable incidente.

Por fin logro tener mi café sin mayores sobresaltos, subo a la segunda planta y un fuerte ruido altera mis sentidos, las cuatro puertas cortafuegos de la planta se han cerrado automáticamente, dejándonos encerrados, y al mismo tiempo empiezo a sentir un fuerte olor a chamusquina: algo me empieza a decir, que algo ocurre.

Una vez entro en la oficina, una compañera me enseña un par de tostadas en las manos y me dice cariacontecida:“¿Tampoco están tan tostadas, no?”, en ese momento no se de lo que me habla, y comento que voy a avisar al Centro de Seguridad para que nos digan que pasa y desbloqueen las puertas cortafuegos.

Según llamo y les cuento lo ocurrido, me preguntan de forma capciosa: “¿Qué, haciendo tostadas otra vez?”, “¿No me digas que una tostadora hace saltar la alarma? “, le respondo sorprendido, “Pues sí, así es, es la segunda noche que ocurre lo mismo, la anterior fue por unas tostadas y seguro que hoy también ha vuelto a pasar”.

Ahora entiendo el cariacontecido comentario de mi compañera, con las rebanadas de pan en las manos, preguntándome si pensaba que estaban demasiado tostadas. Cuando salgo de turno, la vigilante de seguridad de la puerta, me dice en voz baja y con una sonrisa en su cara: “Anda, la próxima vez que hagáis tostadas, pasarme una”.

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