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Rotaciones y decisiones
Es la una de la mañana y se nota cierta tensión en la sala. Para hoy esperamos cerca de mil movimientos y las peticiones que vamos recibiendo, se van gestionando de una manera escalonada y un tanto acelerada.
Echo un vistazo al Sadama, sistema de gestión de medios, y literalmente está petado. Casi todas las posiciones de pasarela están ocupadas y los remotos más de lo mismo. De todas formas veo unos cuántos huecos en la asignación de pasarelas que me llaman la atención y que espero nos sirvan para atender cualquier petición de última hora.
A mi pregunta de si falta alguna rotación que asignar, Toni me indica que hay una compañía que, como viene siendo habitual desde hace unos días, aún no ha pasado su rotación, y estamos hablando de una rotación larga. Así mismo me confirma que desde las once de la noche, por lo menos les ha llamado cuatro veces recibiendo siempre como contestación la misma respuesta de, “Ya la pasaremos”.
Ahora entiendo los huecos que se han dejado en las pasarelas esperando a la rotación de dicha compañía. Al recibir la noticia no espero ni medio segundo y me pongo en contacto con ellos para intentar agilizar su entrega.
Para mi estupor me encuentro con más de lo mismo y con una escueta respuesta de “Ya os la pasaremos”, a pesar de la advertencia de que se iban a quedar sin posiciones de pasarela. Mientras tanto, otras compañías nos requieren la mismas posiciones, pero ante la situación creada, debemos saber nadar y guardar la ropa.
Son las 4 de la mañana y por fín recibimos la rotación. Pero llega el momento crítico. “¿Qué hacemos?” , es la pregunta que se hacen los técnicos ante la larga demora de la compañía. Valoro la situación, echo un vistazo al Sadama, repaso las peticiones habidas de otras compañías hasta el momento y la decisión, mal que nos pese, no puede ser otra: “Mandar todas sus vuelos a remoto”.
“¿A remoto?, ¿Estás seguro?”, es la respuesta de los técnicos. “Y tan seguro”, respondo sin titubear, a sabiendas de todo lo que la decisión puede implicar. Seguidamente apunto de una manera pormenorizada en el parte de incidencias, todo lo sucedido sobre este caso.
A las siete de la mañana me llama el coordinador del CIC, Centro de Información y Coordinación, de la compañía, y sin saludarme, como es preceptivo, me dice “¿Qué habéis hecho?, nos habéis dejado sin ninguna posición de pasarela”. Tranquilamente le informo de todo lo sucedido a lo largo de la noche, a lo que me responde de una manera imperativa “Pues que sepas que nos van a crujir”, a lo que sin perder ni un ápice de mi compostura le contesto, “Perdona, pero creo que te van a crujir a ti, ya que hasta el último momento os hemos avisado e intentado ayudar en todo lo que hemos podido”.
Y ahí terminó la conversación, desconozco los entresijos de lo que pasó después, lo único que sé, es que debido a la decisión tomada, la compañía de bandera a partir de ese día fue de las primeras en enviar sus rotaciones.
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