Infecciones

Tenemos un vuelo retrasado en origen y los pasajeros que lo esperan para embarcar, en una sala de embarque del edificio terminal, empiezan a inquietarse debido a la falta de información. Puestos en contacto con la compañía aérea, ésta nos indica que desconocen la causa del retraso y que llamaran para informarse.

Al cabo de un rato recibimos la llamada de la compañía explicándonos el motivo del retraso, e informando que la demora del vuelo es debida a que en la rotación anterior, han tenido una emergencia médica con un pasajero a causa de un virus intestinal.

Ante tal situación, parece ser que la tripulación del vuelo ha solicitado el cambio de aeronave por el temor al riesgo de contagio por enfermedad infecciosa, a lo que la compañía aérea, en un tira y afloja y utilizando su propio criterio, ha decidido cambiar la tripulación en lugar de cambiar la aeronave.

Al final el vuelo llegó con tres horas de retraso, recordándonos la aplicación por parte de la compañía aérea de aquel famoso refrán de: “muerto el perro se acabó la rabia”.

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