Relacionados
El Zorro
Hacía tiempo que acechaba agazapado entre los matojos en busca de alguna presa ya fuera terrestre o voladora. Era un viejo y escurridizo conocido que sólo se dejaba ver con las primeras luces del alba o con las últimas del atardecer.
Las batidas organizadas por el Control de Fauna del aeropuerto para apresarle habían tenido poco éxito a causa de su escurridizo modo de vida y lo ocasional de sus apariciones. Se suponía que debía tener su madriguera cerca del aeropuerto y que debía utilizar los túneles de las guaridas de algún conejo para zafarse de las verjas de la perimetral que lo rodea.
El aeropuerto era su coto de caza, tan fácil como cazar a su presa para después llevársela de regreso. Hoy una liebre, ayer una perdiz, mañana quizás una torcaz. Aquel día salió a cazar al amanecer y no había ni lluvia ni fuertes vientos de los cuales refugiarse.
De repente oteó a su víctima, en este caso se trataba de una ágil Garzilla que picoteaba por el suelo en busca de algunas semillas. El ave estaba muy cerca de aquella pista de hormigón que bien conocía y que en verano quemaba las almohadillas de sus pezuñas y en invierno se las congelaba.
Sabía de aquellos pájaros de hierro que levantaban el vuelo y creaban grandes remolinos de viento a su alrededor, pero valía la pena arriesgarse, tenía el viento en contra y a su presa de espaldas. Agazapado y de forma silenciosa se acercó para dar su certero zarpazo, sin darse cuenta que momentos antes un pájaro de hierro había iniciado su carrera de despegue.
Fue en el momento del salto final cuando impacto de bruces contra el fuselaje del IBS6049, un A320, que lo despedazó en dos. Al final encontraron a aquel Zorro, y con su muerte, su leyenda perduró en el Lado Aire del aeropuerto.
Hits: 1237