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Bajas incentivadas
Se habla de bajas incentivadas voluntarias para los empleados de Aena de más de 55 años, y a esa edad de corte, una persona está en plenitud mental, y su experiencia, tanto personal como laboral, no tiene precio.
A los 55 años un profesional de Aena debe llevar como media un máximo de 30 años trabajando para la compañía, cobrando en los mejores de los casos, sin ser personal de alta estructura, unos 35.000€ brutos anuales, o lo que es lo mismo, unos cercanos y dignos 2.000€ mensuales limpios de polvo y paja, repetimos, en el mejor de los casos y tras treinta años de antigüedad.
En su vida laboral, este empleado habrá vivido la negociación de seis convenios colectivos y subidas anuales del 2, del 3 y del 5% en épocas felices para la economía de este País, aparte de unos cuantos años de congelación salarial, y siempre viviendo como moneda de cambio, a la sombra de otros colectivos dentro de su misma empresa.
Este profesional, que hoy por hoy está en el ojo del huracán, no ha sabido en su vida laboral lo que han sido grandes subidas salariales ni grandes remuneraciones extras, mientras que los aeropuertos crecían y crecían a su alrededor, y si ha sido un trabajador nocturno, sabe que su hora nocturna la ha cobrado a unos escasos 10€, pues así lo dice su complemento de nocturnidad.
También habrá vivido viejas reivindicaciones como la del seguro médico y el plan de pensiones, logros conseguidos hace apenas diez años con la firma del cuarto convenio colectivo, y mientras tanto ha seguido trabajando para lo que sabe hacer, para que los aviones siguieran aterrizando y despegando de los aeropuertos con las máximas garantías de eficiencia y seguridad.
Este profesional, con su sueldo, no ha hundido el mercado de valores, ni se ha endosado millones en primas, ni se va a ir a su casa prejubilado con una indemnización y una jubilación millonaria. No, no dejen que les confundan, ni nos confundan a nosotros.
Que nadie en la opinión pública se lleve a engaños, la deuda de Aena no es debida a su gasto en personal, ya lo dijimos con anterioridad, pero al final ese profesional de 55 años será quien voluntariamente tenga que pagar el pato y lo que no nos gustaría a nadie, es que se fuera sin pena ni gloria, y para eso debemos confiar, que tampoco deja de ser poco, en las partes negociantes, aunque ya sabemos que todo será según dictamine la negociación, esas negociaciones que ya conoce, y que en lo personal tan pocas veces le benefició y en lo profesional tantas le perjudicó.
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