El Avión

El Avión era un Club situado en la calle Hermosilla de Madrid, del cual cuentan las malas lenguas, fue una de las primeras Barras Americanas de la noche madrileña. Con sus paredes tapizadas por cuadros de aviones y aviadores, abrió sus puertas en la década de los cincuenta, coincidiendo con la llegada de los americanos a la Base Aérea de Torrejón.

Con el paso de los años se convirtió en un local de culto, donde aparte de comer pipas, ofrecidas gratuitamente por el local, se podía escuchar a un viejo pianista que noche tras noche, amenizaba las veladas con su nostálgico repertorio. Qué no habrían visto sus ojos y escuchado sus oídos en tan dilatada carrera.

Pero en este blog no vamos a hablar de lugares de ocio, por ahora, dicho sea de paso. Vamos a hablar de lo que por razones obvias nos interesa, vamos a hablar de el Avión.

Existe actualmente la tendencia por razones comerciales, de dejar al Avión en un segundo plano, dando más importancia a los pasajeros y desplazándolo hacia una más que dudosa segunda posición.

Y esa predisposición nos afecta directamente a nuestros trabajos. Hoy en día son más determinantes los factores que envuelven al pasaje, que el medio que utilizan en sí. Partiendo de la base de que los pasajeros son nuestros principales clientes, no se debe olvidar que ellos existen debido a que es un Avión el encargado de trasladarlos de un lugar a otro.

Parece ser que locales comerciales y plazas de parking, son elementos esenciales en las nuevas estrategias de gestión, lo cual no nos parece mal, y que el flujo de pasajeros por las terminales sea lo más fluido posible, evitando innecesarias colas en la facturación o en los filtros de seguridad, tampoco, aunque dichas colas se intenten evitar, con el objeto de que los pasajeros puedan disponer de tiempo suficiente para que en su paseo hacia la puerta de embarque, pasen lo más cerca posible de los mencionados locales.

Lo que no podemos entender, es que se empiece a dar más valor a la organización del Lado Tierra en detrimento del Lado Aire, el cual, requiere un coste más elevado en la gestión de su operatividad.

Y es ahí donde nosotros decimos que no: más formación en Plataforma, más formación en Operaciones y más refuerzo y reconocimiento en ambas, pues al fin y al cabo somos cómplices necesarios en la operatividad del Avión y por ende en los rutinarios paseos de los pasajeros.

El pasajero sin Avión no tiene razón de ser y, como bien sabemos, el Avión no espera a nadie.

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