Relacionados
Burbuja aeroportuaria
El fracaso de Ciudad Real pone en duda otros proyectos privados como Castellón o Murcia. Cuando el 23 de octubre de 2008 comenzó a operar el aeropuerto de Ciudad Real, sus dueños sabían que su mala suerte estaba prácticamente echada. El primer aeródromo privado de España se inauguraba en el peor momento de la crisis económica y con unas perspectivas de rentabilidad que no bajaban en el mejor de los casos de los ocho años.
Dos años y medio después, las sospechas son ya una realidad. A la falta de clientela se sumó además la intervención de CCM (Caja Castilla La Mancha), que era el principal accionista de la infraestructura con un 36 por ciento del capital. Ahora, el aeropuerto malvive en una situación de concurso de acreedores y con apenas dos destinos (Barcelona y París) gracias a que Vueling todavía confía en él.
Atrás quedaron los sueños rotos de sus dueños, que incluían una gran terminal de carga, una estación de AVE en menos de un año y un parking de larga duración para aviones que no se utilizan. Ninguno de estos proyectos ha cobrado vida.
A pesar de estos antecedentes se ultiman ahora nuevos proyectos como el aeropuerto de Castellón. Aunque el país sigue sumido en una crisis económica, las cifras ya no son comparables a las del otoño de 2008, sobre todo en el número de pasajeros de la red de Aena. Aún así, el futuro de las nuevas instalaciones está por ver.
Se inauguró en marzo en un precipitado acto marcado por un alto tinte electoral y, lógicamente, todavía no hay operaciones. Pero el mayor inconveniente de estas infraestructuras que han supuesto una inversión de 150 millones de euros es la cercanía que tiene con varios aeropuertos de la red de Aena que están en el top ten, como es el caso de Valencia, y, lo que es peor, todavía no tiene cerrado acuerdo alguno para que opere una aerolínea.
Pero si Castellón tiene poco sentido estratégico, la ubicación del nuevo aeropuerto internacional privado de Murcia en Corvera es más preocupante. Con la previsión de ser inaugurado en marzo de 2012 y tras una inversión de 250 millones para su primera fase, este aeródromo estaría muy cerca de Alicante, San Javier y Almería. Y para colmo, Aena decide invertir en el vecino Murcia-San Javier abriendo una nueva pista a finales de marzo pasado. Lo que comenzó siendo una inversión de 27 millones de euros para compatibilizar el uso civil y militar de las instalaciones se ha duplicado hasta los 60 millones de euros. ¿Se pueden hacer las cosas con menos sentido?
Pues sí, porque en esta enumeración de despropósitos no sólo se han hecho las cosas mal en el ámbito privado. Tampoco se escapan aeropuertos públicos que forman parte de la red de Aena y que han recibido inversiones millonarias que desde el punto de vista empresarial tienen muy poca justificación. Es el caso de León y Huesca.
En el primero, tras una inyección de 27 millones las cifras hablan por sí solas. Fue inaugurado en octubre de 2010 y los últimos datos oficiales recogidos por Aena en marzo detallan que sólo lo utilizaron 6.647 pasajeros en 297 operaciones. En el segundo, el de Huesca, sólo hay pasajeros cuatro meses al año y la única compañía que opera regularmente (Pyrenair) no está pasando por su mejor situación económica tras paralizar sus vuelos en el aeropuerto el pasado mes de febrero. Otro vistazo a los listados de Aena corroboran su situación: 341 pasajeros y 301 operaciones en marzo. Unas lamentables cifras que no justifican la inversión de 42 millones de euros.
Volviendo a la iniciativa privada, otro de los proyectos dudosos es el aeropuerto de Teruel. En este caso, su objetivo no son tanto las habituales operaciones aéreas sino ofrecer la posibilidad de estacionamiento de larga estancia, reciclado y mantenimiento de aeronaves. ¿Les suena de algo? Efectivamente, es lo que ya ofreció en su día el aeropuerto de Ciudad Real sin ningún éxito. Pese a estos antecedentes, las obras se han iniciado a finales de febrero y se espera que la inversión total del proyecto, denominado Plata, alcance los 31 millones de euros.
Lleida también se desinfla
En enero de 2010 se inauguraba el aeropuerto de Lleida-Alguaire y su estreno auguraba bastantes éxitos con la posibilidad de que operaran hasta cuatro aerolíneas en un primer momento: Vueling, Ryanair, Air Nostrum y Pyrenair. La realidad poco más de un año después es que tras invertir 95 millones de euros por parte de la Generalitat de Catalunya, poco a poco todas las aerolíneas vuelan de allí.
A la marcha de Vueling y Pyrenair (esta última por razones económicas) se suma el reciente anuncio de Ryanair. El gigante irlandés del bajo coste avisó en marzo que a partir del 1 de junio no operará en Lleida-Alguaire. Ahora la Generalitat busca desesperadamente alternativas pero ni siquiera Spanair, la aerolínea que sobrevive gracias al apoyo de la administración catalana, quiere operar en el denostado aeropuerto.
Para colmo, la aparición de los aeropuertos privados a España llega en el mismo momento en el que Aena se plantea remodelar su negocio aeroportuario. De momento, sólo dará entrada a las concesionarias privadas en la gestión de El Prat y Barajas, pero lo lógico es que también les vaya dando paso en otros aeropuertos rentables de la red, que no suman más de la docena. A partir de ese momento, el Estado se tendrá que plantear la utilidad del resto de instalaciones. Algunos deberán de continuar por el interés general (como es el caso de todos los aeródromos de las islas) pero puede que no quede muy lejos el día en el que se cierre un aeropuerto público de la red de Aena porque su viabilidad económica es nula. Para ese momento, es posible que la burbuja aeroportuaria haya estallado definitivamente
El Economista 15/05/2011, "La burbuja aeroportuaria está a punto de estallar"
Hits: 2392