Relacionados
Indigentes
Los aeropuertos abiertos al tráfico aéreo 24 horas, suelen tener una serie de moradores que lejos de ser pasajeros con su maleta de negocios o viajera, llevan en ella todo lo que en esta vida poseen: un par de libros, tres o cuatro viejas revistas, ropa la necesaria, y cuatro recuerdos de lo que algún día fueron.
Recuerdo una señora danesa de unos 60 años, que en su juventud, por sus maneras y su porte, debió ser toda una dama, pero la vida le llevó a vagar por el edificio terminal de un aeropuerto, huyendo de los calores del verano y los rigores del invierno, acompañada por su maleta y un grán gato siamés, durmiendo donde podía y viviendo de la caridad, que nunca faltaba, de las cafeterías y empleados.
También recuerdo el caso de una pareja de ancianos que sin dinero, sin documentación y desconociendo nuestro idioma, vivían en el edificio terminal esperando, según decían, a que sus hijos vinieran a buscarles y se les podía ver en la sala de llegadas buscando a algún conocido que les recogiera. Finalmente en este caso, el Consulado de su país logró contactar con familiares suyos, no tenían hijos, y repatriarles.
Pero seguramente el recuerdo más amargo lo tengo de César, comandante de la compañía aérea Futura, que la quiebra de la compañía y la bebida, le llevaron también a vagar por el edificio terminal. Diez veces le sacaron por diversos altercados y diez volvió, la querencia que tenía hacia lo que durante años fue su casa por motivos de trabajo, le tiraba como si supiera que era su último recurso en esta vida.
Finalmente a César los servicios sociales lo internaron en un psiquiátrico. Fuera de su aeropuerto, del bullicio del edificio terminal, del fresco en verano y del calor en invierno, tan sólo duró, lo que se suele decir, un par de días.
Vaya este blog dedicado a todas aquellas personas, anónimas en su gran mayoría, que por un motivo u otro, la vida les ha llevado a morar en la terminal de un recinto aeroportuario.
Hits: 974