Plan de Emergencia
La activación y coordinación del Plan de Emergencia en un aeropuerto, también llamado Plan de Emergencias Aeronáuticas (PEA) o Plan de Autoprotección, y en tiempo real, es mucho más complejo de lo que parece. Y a pesar de los evidentes esfuerzos realizados por dar formación práctica sobre esta materia a los colectivos implicados a través de los simulacros que periódicamente se realizan, estos no son suficientes si no van acompañados previamente de una formación teórica.
Para el correcto desarrollo de una Emergencia, es fundamental el conocimiento y aplicación del Plan de Emergencia en vigor, de los checklist, de los equipos y sistemas de comunicaciones, así como el conocimiento y uso de planos locales de aeródromo, de estacionamiento de aeronaves, de puertas perimetrales, de ubicación de edificios e instalaciones, de evacuación de edificios y terminales, etc, por parte de todos los técnicos involucrados en la misma.
Todos los técnicos deben estar familiarizados y conocer estos materiales, equipos, conceptos, y nomenclaturas utilizadas, anteriormente a iniciar sus labores en sus puestos de trabajo, así como al personal ya incorporado, se les debe impartir los pertinentes cursos teóricos de refresco y actualización para el correcto desarrollo de cualquier tipo de Emergencia.
La correcta coordinación con los distintos centros de emergencias, entidades exteriores y la familiaridad con los diversos sistemas de gestión de emergencias, igualmente deben ser conocidos por todos los técnicos, anteriormente a iniciar sus labores en sus puestos de trabajo.
Y hablamos tanto de técnicos de operaciones, como de técnicos de operaciones en el área de movimiento, como de técnicos de equipamiento y salvamento, todos ellos, personal involucrado directamente en la gestión y coordinación de una Emergencia, tal y como la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) establece en su Instrucción Técnica sobre requisitos de formación del personal de aeropuertos.
Hoy en día, la formación teórica recibida sobre planes de emergencia por parte de dichos técnicos, se basa en la lectura individualizada del procedimiento en vigor, con acuse de lectura incluido, no existiendo una acción formativa específica.
Llegados a este punto queda en manos, tanto de técnicos como de coordinadores, con su profesionalidad, su autoestima, y su auto-educación, formarse correctamente y de manera satisfactoria, en una materia tan sensible y delicada, donde al menos es necesario el apoyo de una formación teórica específica impartida por un Instructor cualificado.
Hablamos del Plan de Emergencia pero podríamos estar hablando de otros procedimientos e instrucciones técnicas esenciales para la Seguridad Operacional, para los cuales los técnicos cuentan con su profesionalidad, su autoestima y su auto-educación, consentido y tradicional sistema de enseñanza, que premia por encima de una formación real.
No se debe ni permitir ni consentir, y menos por rutina, que este tipo de enseñanza premie por encima de una verdadera formación y profesionalización.
Se tiende a hacer de la rutina una virtud, pero en un Sector tan complejo como es el Aéreo, en donde las circunstancias varían en cuestión de segundos, la rutina pasa rápidamente de virtud a defecto.
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