“Hombre, ¿Qué tal muchacho?”, recuerdo que le pregunté, “Bien, nos va muy bien, la empresa funciona muy bien, hemos ampliado la flota, hemos comprado cuatro ATR, cinco CRJ y hemos abierto nuevas rutas nacionales y con Europa”. “Y vosotros, ¿Qué tal?”, a su vez nos preguntó.
Para no ser menos, le contesté ante la sorprendida mirada de Pedro, “Pues mira, a nosotros también nos va muy bien, hemos abierto cuatro nuevos aeropuertos, hemos remodelado otros tres con nuevas terminales, y hemos ampliado el negocio en los países andinos del cono sur americano”.
“Bueno, me marcho que se me escapa el avión”, “Pues nada, a seguir bien”, fue nuestra despedida en la barra de la Cantina, entre contenidas muecas de complicidad. Según me comentó Pedro después, que atendió de manera un tanto distendida la breve y animada conversación, parecíamos dos altos ejecutivos de la industria aeronáutica contándonos nuestras venturas y fortunas. Puro sentir de empleados fantasma pensó.